Mi inconciente me traicionó: me embriagué, estaba sola y amargada en casa. Sé que lo escribí, sé que es lo que pienso y siento, sé que elegí a quien enviarlo, en dicha batalla el corazón iba ganando contra la razón, me detuve... pasó tiempo... decidí mejor dormir: venció la razón, me levante de la cama con el dispositivo en la mano, caminando torpemente para apagar la luz cuando voltié solo decía "mensaje enviado": maldije, apagué la luz, me acosté a dormir y lo olvidé, hasta la mañana siguiente que ví la respuesta.
No, la razón no ganó, ni el corazón tampoco, esta batalla fué ganada por el PENDEJISMO.
El genio de esta entrada es
Purpura
1 comentarios:
Ay sabrosa! creo que se de lo que hablas y solo te puedo decir que cuando actuamos como pendejemos, es porque recordamos ser humanos jajaja, mientras tanto, ahora vuelve a tu olimpo donde eres diosa y olvidalo, que chingue a su madre la pendejes que todos tenemos derecho a equivocarnos.
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